Hace poco, he tenido la suerte de conocer en persona al artista plástico Pin Vega. Fue con motivo de las jornadas de puertas abiertas del colectivo LabBrut, dentro del festival Artbanchel, donde llevó a cabo una de sus genuinas performances. Pin es un artista español de largo recorrido y de personalidad acusada. Su arte se mueve a mitad de camino entre la pintura y la escultura, con una temática absolutamente personal casi desde el comienzo de su carrera.
Su interés por el mundo mineral lo llevó, ya en sus años de Bellas Artes, a tratar de imitar los craquelados de las tierras y las vetas de las piedras. Gracias al conocimiento técnico de los materiales, sus obras reproducen, en el terreno de lo plástico, paisajes y texturas rocosas. Emplea para ello técnicas mixtas, así como pigmentos de alta calidad e intensidad cromática, que dotan de gran poderío a su producción. Cuando uno se acerca a cualquiera de sus cuadros, descubre un juego de escala que lo hace reflexionar sobre la propia distancia y punto de perspectiva. Así, lo que podría contemplarse como una superficie aparentemente abstracta, acaba convirtiéndose, por un proceso deslumbrante de alejamiento, en un paisaje desértico, volcánico o incluso extraterrestre. Los campos áridos de marte o las misteriosas lunas de Júpiter pueden desvelarse ante el ojo del observador como fotografiados desde una sonda espacial. En este sentido, parece recrear con sabios artificios las fuerzas genésicas que rigen el cosmos, en sus niveles macro y micro.
En sus performances ante el público, Pin logra concentrar en poco más de cuarenta minutos el proceso de creación de una obra que normalmente le llevaría semanas o meses en el estudio. Por medio de artilugios mecánicos, acelera la decantación de los materiales frescos y, ante la vista de todos, como por efecto de un temblor de tierra, de una colada de lava o de la fractura de una falla geodésica, surge de pronto un paisaje de tintes asombrosos. Son propuestas de gran impacto visual, acompañadas de una música sugerente que el artista-dj va manejando en vivo, para contribuir al clímax contemplativo. La sensación última es la haber asistido a un número de magia, cual es la conformación de un nuevo mundo. Mágicos son, al fin y al cabo, los procesos de génesis en la naturaleza, que el demiurgo Pin trata de emular con la mística de su arte.
En los enlaces a continuación, un pequeño vídeo sobre una de sus más recientes performances:
https://www.youtube.com/watch?v=23DhhCSwIqY
Y el enlace a su página web donde profundizar en su obra: